
La mitología del continente africano es el resultado de la convergencia de muchas culturas con características diferentes que dieron lugar a un sistema de creencias tan grande como la misma región. A partir de esta mezcla también se originaron las expresiones artísticas manifestadas a través de las figuras africanas.
Estas piezas suelen tener diversos significados y finalidades. En un principio, tenían un carácter religioso. Cada una de ellas estaba dedicada a alguien en concreto y tenían una gran influencia en los diferentes pueblos africanos.
Las figuras de África más compradas
Las figuras africanas son el testimonio más antiguo del desarrollo de las diversas culturas que se levantaron en este vasto continente.
Estas se caracterizaban por tener diferentes idiomas, distintas tradiciones y diversas formas de arte, que años más tarde cobrarían una gran importancia para Occidente.
El arte africano estaba basado en su mitología que, al igual que en otras partes del mundo, reflejaba las creencias y valores de sus pueblos. Hay que destacar que hoy en día tanto las creencias religiosas, como los mitos y leyendas están vigentes dentro de la vida cotidiana de los africanos.
Al igual que en otras manifestaciones de arte rupestre, las figuras y demás expresiones, que hoy en día son consideradas como estéticas, estaban en un principio relacionadas con temas religiosos o sociales.
Las figuras africanas formaban parte de las ceremonias, rituales y actos religiosos que, gracias a su carácter animista, dieron origen a una gran cantidad y variedad de estos objetos.
La mayoría de ellos fueron tallados en madera, destacando las estatuas pequeñas, máscaras u objetos como tronos, y banquillos, entre otros.
Elaboración de las figuras africanas
En la elaboración de estas representaciones también se emplearon materiales como el marfil, arcilla cocida, piedra y metales como el bonche, el cobre, el latón y el oro.
En el centro del continente de África tropical se desarrolló, de manera temprana, la técnica de la cera prendida. Esta fue usada en las pequeñas esculturas de bronce, como atestiguan los hallazgos de Benín.
El reino de Benín, que ocupó el territorio de la actual Nigeria, fue muy rico en esculturas realizadas con materiales muy diversos, como hierro, bronce, madera, marfil o terracota.
Las antiguas poblaciones de África eran animistas, esto quiere decir que las personas otorgaban un principio vital o un alma a todos los seres vivos que componían la naturaleza.
En aquel tiempo la religión consistía en un dios que era todopoderoso y que no tenía ningún tipo de comunicación con los seres humanos.
Este dios concedía a todas las criaturas o seres vivos un espíritu. Por esta razón, los africanos creían que los espíritus más poderosos eran los antepasados.
Los africanos creían que cuando una persona moría su espíritu se separaba del cuerpo y rondaba por el lugar donde antes había vivido.
Las tribus, a través de sus figuras africanas, también representaban personas en sus imágenes. Realizaban representaciones antropomorfas para manifestar a sus antepasados, así como a líderes fallecidos o algunos dioses.
Sin embargo, estos no buscaban retratar al individuo como tal, sino que tenían como intención resaltar alguna característica específica de su personalidad.
Este dato explica las deformaciones que aparecían en determinadas partes del cuerpo o los rasgos físicos sobresaltados. Así mismo, las figuras africanas de animales se usaban para simbolizar algunas creencias relacionadas con las fuerzas de la naturaleza, mientras, que las máscaras africanas eran usadas en ritos religiosos y sociales.

Como en todas las religiones antiguas, en la cultura africana existe una íntima relación entre el modo de vida y la naturaleza.
Este vínculo era expresado a través de estas esculturas, como reflejo de un sentimiento con un profundo significado mágico -religioso que, según las creencias, solían atraer beneficios para los pueblos.
Tipos de figuras africanas y esculturas
Entre las más antiguas figuras africanas esculpidas en madera, podemos encontrar los retratos de los reyes Kuba, de la actual República del Congo. Igualmente, se pueden reconocer las elaboraciones realizadas en terracota como las cabezas de Lyndenburg, halladas en Sudáfrica.
Otro ejemplo significativo, pero esta vez en el manejo del bronce, son las piezas del Altar de la Mano, en cuya parte central, varias figuras veneran a un rey con una gran cabeza que simboliza su poder divino.
También, en los diversos grupos étnicos de la África Subsahariana, existen esculturas mítico – religiosas, como es el caso de la etnia yoruba.
Ubicados principalmente en Nigeria, Benín y Togo, poseían obras para reverenciar a deidades como Yelmo de Oduduwa, Obalufón, Lajuwa y Olokún.
Dentro de todo este mundo, se creía que las figuras africanas poseían un poder sobrenatural que servía para hacer el mal o el bien. Mientras que las máscaras canalizaban esta energía.
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Por otra parte, entre las figuras africanas también podemos encontrar algunas representaciones de madres y niños como piezas de arte icónicas para celebrar el fenómeno biológico del parto y la crianza.
Este tema tenía mucha relevancia en el arte africano y expresaba la preocupación por la fertilidad y la continuidad.
En el arte africano tradicional, el concepto de maternidad es un tema que emerge en casi todos los grupos tribales. La reverencia y el reconocimiento de la posición de las mujeres y la maternidad eran fundamentales para la iconografía de la fertilidad, la curación y los objetos de poder.

¿Qué son los fetiches africanos?
El termino fetiche fue designado por los portugueses a las primeras figuras “mágicas” que provenían de África. La palabra deriva del vocablo feitiço que significa “ficticio, falso”.
Este término tuvo tanta aceptación que se aplicó a todas aquellas piezas objeto de culto o a las que se les atribuye un poder mágico.
A las figuras africanas por sí solas no se les atribuye el poder mágico, sino que son los hechiceros o sacerdotes quienes ejercen su poder a través de ellos. El fetiche es el soporte material mediante el cual se vuelca la energía a través de ritos y sustancias.
El uso continuo del término le ha ido confiriendo una amplia gama de poderes que van desde el de simple amuleto o talismán hasta poderes exclusivamente divinos.
En conclusión, el fetiche encarna una mezcla de magia, superstición y religiosidad. Muchas poblaciones nativas del África del oeste le llaman “juju”.